LA Dieta ALCALINA
“Una dieta alta en alimentos alcalinos puede beneficiar a los músculos, los huesos y el corazón y ayudar a mantener el calcio”. Un estudio realizado recientemente por la doctora Susan Lanham-New de la Universidad de Surrey llega a dicha conclusión, una muestra más de la amplia bibliografía existente sobre la alimentación rica en productos alcalinos. Caracterizada por la reducción de alimentos ácidos como la carne, el queso o la pasta y el aumento de los alcalinos como la fruta y los vegetales, dicha dieta no se encuentra exenta de polémica. Según sus defensores, entre las propiedades de dicho régimen se incluyen la prevención de problemas inflamatorios y la artritis o la mejora de nuestro estado de ánimo. A diferencia de otras dietas, su objetivo principal no es tanto bajar de peso como eliminar las sustancias dañinas del cuerpo.
La meta principal es llevar el pH (potencial de hidrógeno) de la sangre a un nivel bajo de alcalinidad, alrededor de 7,4. Según cuentan sus teóricos, el cuerpo intenta alcanzar dichos niveles por sí solo, pero si nosotros contribuimos a hacer disminuir el nivel de ácido a través de nuestra alimentación, los mecanismos homeostáticos del cuerpo se sentirán menos estresados y con ellos, nosotros. La clave se encuentra en consumir un gran número de alimentos alcalinos y un bajo número de comidas ácidas. Al hacerlo, evitaremos que nuestro organismo deba recurrir a utilizar minerales como el calcio o el magnesio de nuestros propios huesos. El exceso de ácido es uno de los causantes de las migrañas, el letargo o la obesidad.
La dieta tiene su origen en 1907, cuando el doctor William Howard planteó que el ser humano había adquirido unas costumbres alimenticias poco naturales que le estaban llevando a padecer enfermedades crónicas desconocidas para nuestros antepasados. La artritis o el reuma serían producto directo de la presencia de un elevado número de fluidos ácidos en el cuerpo humano, según esta teoría.
Esta dieta alternativa debe estar compuesta por un 80% de alimentos alcalinos y un 20% de alimentos ácidos. Entre estos últimos se encuentran la carne, el pescado, las aceitunas, los fideos, la leche de vaca, el azúcar o el alcohol, que no deben desaparecer por completo de nuestro día a día pero sí ser ingeridos en cantidades reducidas. Entre los alimentos aconsejados se encuentran los vegetales y la fruta.
¿Qué enfermedades previene?
Según los teóricos de dicha dieta, la mayor parte de dolencias y problemas crónicos provienen de un exceso de acidez en nuestro organismo. Entre ellos se encuentran la falta de energía, la excesiva producción mucosa, la congestión nasal, las fiebres y constipados, la ansiedad e irritabilidad y los dolores de cabeza, así como la osteoporosis, la artritis, los quistes ováricos y otras dolencias óseas.